martes, 30 de abril de 2013

RAFAEL LAFFÓN Y EL GRUPO “CÁNTICO” DE CÓRDOBA

RAFAEL LAFFÓN Y EL GRUPO “CÁNTICO” DE CÓRDOBA[1]




 Por José María de la Torre.
           

            Rafael Laffón es uno de esos grandes poetas universales poco conocidos por causas que no vamos a entrar a analizar, puesto que un trabajo de estas características nos lo impiden. Aquí sólo trataremos sobre las relaciones entre el poeta sevillano y el grupo “Cántico” de Córdoba. Ese es nuestro objetivo, que será analizado en tres direcciones.

            1. Tres cartas de Rafael Laffón.-  La primera de ellas data del 11 de junio de 1948. Es una contestación a otra posible de Ricardo Molina, con motivo del envío del cuarto número de la primera época de la revista Cántico. Es de suponer que no fuera la primera carta dirigida a Molina, ya que con anterioridad, en 1947, Laffón publica, en el segundo número de la revista cordobesa, su poema “Dejad aprisco y lebrel”. Pero de esa no tenemos constancia alguna.
            En esta carta se destacan tres ideas: su juicio sobre Cántico, voluntad de difusión de la revista y su labor crítica y creadora. En cuanto a lo primero, podemos afirmar que Laffón está maravillado por la revista cordobesa. Lo expresa con estas palabras: “De este sólo te diré que me entusiasma y me edifica”. Y, más adelante, del poema “Plegaria”, de R. Molina[2], afirma que le enamora, por el “recogimiento e intimidad de tu casa”. Son palabras que manifiestan y resumen su delicada personalidad y pureza poéticas, pues están reflejando características de su poesía, como son el intimismo, la pasión por la belleza y el esplendor de la palabra poética. Pasa después a indicarle que empleará todos sus resortes personales y materiales para difundir y dar a conocer la revista de Molina en los medios periodísticos de la ciudad hispalense. Pero aquí también vierte su opinión sobre la poesía y deja entrever su inquietud por ella: “Ya, hace unos días, entregué a ABC una nota sobre Cántico (...); breve, pues más no me permite la mezquindad de empresa periodística; pero ya verás que te consagro, en resumen, el máximo homenaje: lo que tú mereces”. En efecto, leyendo el diario ABC de Sevilla de esa fecha, ocupa la nota apenas unas líneas pero suficientes para mostrar su entusiasmo e interés por la revista cordobesa, lo que ratifican estas palabras: “Me he ocupado -y seguiré ocupándome- de la expansión de Cántico”.

            Por último, esta carta es muy sustanciosa por lo que respecta a su labor creadora y la opinión personal sobre su propia poesía. Nos comunica en ella que, por aquellas fechas, está preparando un libro sobre la poesía española de la época, titulado Fisonomías, para una editorial argentina. También nos informa que su libro Adviento de la angustia lo dará -como así ocurrió- a la editorial “Halcón” “bajo especiales condiciones”. Esto nos demuestra que el poeta sevillano cuida de la obra hasta en sus detalles más insignificantes, puesto que la poesía, para él, no sólo es oído sino también vista.
            En relación con la autocrítica sobre su poesía, podemos leer: “He buscado en mi estilística el efecto de los modismos populares, recreados en su sentido lírico”. A continuación, nos explica el valor de tales expresiones: “Estas locuciones cobran expresión alegórica, o si se quiere, se transfiguran por aproximación al símbolo”. Y más tarde: “En las aguas impuras del idioma hay profundidades -impuras, pero densas y genéticas como un lodo del Génesis- sobre las que flota el Espíritu”. Es decir, el poeta ha de crear un lenguaje poético nuevo no ex nihilo, sino basado en la lengua de sus semejantes. Pero su poesía no hunde sus raíces en lo popular ni en el lenguaje culto, sino en el equilibrio de ambos niveles lingüísticos. O dicho con sus mismas palabras: “Lo popular y lo culto, lo vivo de ahora y los recuerdos clásicos cuentan mucho en mi poesía, sin entregarse ni a lo uno ni a lo otro”. Es por ello por lo que, en su poesía, se hallan los rasgos siguientes: el cultismo, en su doble vertiente de culteralismo y conceptismo barrocos, y el popularismo, armonizados. Pero junto a esos caracteres percibimos su espíritu intimista, también en su doble vertiente: personal y litúrgico-religioso. Con razón, pues, le dirá a R. Molina, hablando del libro Adviento de la angustia: “El título tiene una resonancia de palabra litúrgica, no usada, que viene muy justamente a mi deseo expresivo”.

            En conclusión: esta carta no sólo transmite algunas ideas poéticas del sevillano, sino también su comunión con la estética preconizada por el grupo “Cántico”, una estética aislada dentro de las corrientes dominantes de la poesía española de posguerra.
            La segunda carta que hemos encontrado en el archivo de Molina está fechada en Sevilla el 25 de abril de 1957. Pertenece, por consiguiente, a la segunda época de la revista Cántico. En ella observamos a un Laffón como puente entre la poesía más joven sevillana y el grupo cordobés. El hispalense recomienda a María de los Reyes Fuentes, de la revista Ixbiliah, de Sevilla, para que Ricardo Molina le publique en Cántico unos poemas (no sé qué poemas serían, y que -según Laffón- “son dignos”), mas no llegaron a publicarse, seguramente porque, por esas fechas, la revista cordobesa estaba a punto de desaparecer. No obstante, la carta sirvió para que la amistad iniciada entre la poetisa y el poeta cordobés no se rompiera, según prueba la correspondencia hallada en el archivo de éste. Además de estos hechos encontramos en la misma carta rasgos muy personales de Laffón, como son su delicadeza, humanidad, servicialidad...

            La tercera carta encontrada está sin datar. Pero, por sus rasgos gráficos y elementos de contenido, debe de ser de tiempos en que ya estaba desaparecida la revista Cántico. De dicha carta podemos sacar dos ideas: una, Laffón se nos muestra con una salud deteriorada, trastornada; otra, la fiel amistad entre los dos viejos amigos, que no tendría fisuras a lo largo de sus vidas, como se refleja en las siguientes palabras: “Tú eres un ángel de la amistad; tu trato, tu benevolencia. Perdóname por este año más”. Es una carta muy corta mas llena de vida y cordialidad.
            En resumen: estas tres cartas de Laffón escritas a R. Molina son prueba de una amistad que no hizo sino crecer a lo largo de sus vidas. Amistad que surgió y perduró por la existencia de una casi idéntica sensibilidad espiritual y estética. Manifiestan también que Laffón es cónsul de la revista Cántico en los medios literarios sevillanos, como nos lo testimonian las notas aparecidas en el diario ABC de Sevilla y en el hecho de poner en contacto a poetas jóvenes sevillanos con Cántico. Igualmente, prueban características personales y estilísticas de Rafael Laffón.
           
            2. Los poemas de Laffón en Cántico.-  Pero esta relación amistosa y literaria entre los dos poetas tendría poco valor si no se tuviese en cuenta la presencia creadora de Laffón en las dos etapas que duró Cántico. La presencia de Laffón en la revista de Molina nace casi con el comienzo de ésta; concretamente, en el  número 2º, en diciembre de 1947. El poema que abre dicho número es precisamente el del autor de Signo+, titulado “Dejad aprisco y lebrel”, con un dibujo del pintor Miguel del Moral. Página bella, en donde el elemento iconográfico y el literario presentan una perfecta armonía. En el número 4º, de abril de 1948, se publica “Poemas Sacros”. Son tres textos de tono religioso. En esta primera época de la revista cordobesa ya no aparecerán más poemas de R. Laffón. Su presencia la hallamos de nuevo en el número 5º, de diciembre de 1954, con dos poemas: “Anunciación” y “El camino”. Estos cuadros líricos están en un número que Cántico consagró a la Virgen. Finalmente, en el número 13, y último, de 1957, se contaría otra vez con la presencia de Laffón, con su poema “Niña del aire”.

            Todos estos poemas de Laffón reflejan un aspecto de su poesía, como es el religioso. Tal temática y tono no son pretexto para sus composiciones líricas, no es algo insincero, sino que está acorde con su vida de creyente, según declaró en la revista Cauces (mayo de 1943, Jerez de la Frontera): “He aquí un sevillano contemplativo, creyente, miope y de pocas palabras”. Son poesía, pues, sincera y vivida, y no adornada con el elemento religioso, según indican libros como Romances y madrigales (1944) y Adviento de la angustia (1948). Por otro lado, esos poemas están escritos con formas métricas y metros tradicionales: quintillas, redondillas, décimas..., y en versos cortos, sobre todo, el octosílabo, y rima consonante o asonante. Asimismo, es notorio cómo Laffón profundiza en el valor semántico del lenguaje, según observó J. de Entrambasaguas. Por su parte, R. Molina vio en el lenguaje poético de R. Laffón riqueza de imágenes y metáforas poco usuales, como dijo en un artículo suyo: “Importancia esencial de la imagen en el poema. Superficialidad de los que la estiman como adorno superfluo ajena a la substancia poética. (...) Nuestra poesía contemporánea fue hasta hace poco una poesía de imágenes con Juan Ramón Jiménez, Lorca, Gabriel Miró (...). La joven poesía española parece, al contrario, atacada de una pasmosa esterilidad. Este empobrecimiento repercute a su vez en el verbo, en el tema y sobre todo en el metro (...)”[3].
           
            3. Laffón en la crítica de Cántico[4].- Ricardo Molina sabía muy bien del valor estilístico de la poesía laffoniana, y ello porque comulgaba con su estética. La página que nos dejó sobre la poesía del sevillano, al que tanta alegría le proporcionó, constituye un resumen de las ideas estilísticas que el mismo R. Laffón expuso en el proemio del libro Poesías, y en la carta anteriormente comentada. La crítica queda estructurada en cuatro partes. La primera tiene un carácter introductorio y un sello argumentativo contra las estéticas imperantes. Por eso, dice R. Molina: “Ahora que la humanización de la poesía infunde calor y vida nuevos al poema, (...) ha sucedido una poesía opaca, impermeable a los problemas del arte, rebosante de pretensiones filosóficas, obsesionada por el problema del hombre”. Y sigue con estas certeras palabras: “Pero la poesía es -y fue siempre- algo más que un testimonio psicológico o un documento de la vida interior o la constatación de las impresiones del mundo externo en el espíritu; es ante todo arte, encantamiento, sensible delicia, “splendor”. Más adelante fundamenta su crítica afirmando que un poema es tal cuando la expresión y contenido están en equilibrio, como se percibe en estas palabras: “Pendientes del sentimiento y del concepto olvidamos que la poesía es palabra, transubstanciación del hombre en verbo, como diría V. Aleixandre, y que la palabra en el verso no es la sierva sino la esposa del concepto, situada en el mismo plano de señorío de él”. Y concluye indicando que uno de los poetas que podían salvarse de tan pasmosa realidad es R. Laffón, entre otros: “De aquí la dificultad de encontrar hoy un poeta tan esencialmente artista como R. Laffón, cuya obra, antítesis del desaliño formal en boga, es un ejemplo de arte quintaesenciado donde parecen deslizarse las calidades más exquisitas del lenguaje, los más finos matices de nuestra poesía”.

            En el siguiente apartado expone Molina el rasgo esencial de la poesía de Laffón: el valor plurisignificativo que adquiere la palabra en el contexto poético, por la semejanza al símbolo. A continuación se detiene en analizar otra característica muy peculiar del vate sevillano, como es el equilibrio entre la palabra culta y la popular, engarzando de esta manera con la más rica tradición literaria española en su doble vertiente. Por último, Molina termina su exposición argumentando que la poesía de Laffón es una poesía totalmente humana, religiosa y profana, que no desdeña ni la forma ni la expresión.





[1]El artículo se publica por primera vez. Fue escrito en mayo de 1985.
[2]Vid. Cántico, nº 4 (abril 1948), p. 9, ed.facs. 59.
[3] R. Molina, "Decadencia de la imagen", Cántico, octubre 1947, p. 12, ed. facs. 14.
[4] Vid. Cántico, nº 6 (agosto-septiembre 1948), p. 11, ed.facs.93.

sábado, 20 de abril de 2013

LAS ELEGÍAS DE CONCHA ZARDOYA O POESÍA DE DOS MUNDOS


Es probable que a Concha Zardoya se la conozca más por sus estudios teórico-crítico literarios que por sus poemas. La conjetura adquiere aire de certeza si se repasa la extensísima bibliografía sobre poesía española de posguerra, donde apenas hallamos referencias a su labor creadora. Sin embargo, ésta se nutre de muchos textos de verdadera poesía y belleza inusitada, como viene a confirmar una vez más, la mayor parte de las elegías que configuran La estación del silencio (Elegías), publicadas en la editorial Endymión.
El conjunto poético queda estructurado en cuatro secciones, flanqueadas por dos poemas que hacen de proemio y ultílogo, respectivamente. Entre uno y otro se despliegan “Elegías españolas” y “Elegías extranjeras”, así como “Elegías familiares” y “Elegías imaginarias”.
Arranca el libro con el poema “Y repaso mi vida y hallo muertas”, verdadero pórtico en el que se plantea la intención o sentido del canto, cuya fuerza girará en torno al binomio Ser/No-ser, según corroboran, por un lado, la conjunción expletiva “y”,con la que comienza el poema, y, por otro lado, la presencia de la transitoriedad. Pero, sobre ese elemento nuclear, la ensoñación del amor que sobrevivirá y liberará al yo poético de la angustia. La intención, pues, de Zardoya es doble: ofrecer una respuesta lírica (y -¿por qué no?- filosófica) al lector de cuanto a ella le ha reservado la vida, y, al mismo tiempo, fijar el carácter estético de la obra, con el objeto de que dicho lector reaccione ante las señales y símbolos anticipados.
A partir de dicho principio, y propósito, la obra se extiende como un ancho campo en que las dos primeras partes evocan la poesía de los poetas con quienes C. Zardoya dialoga y habla; versos, peculiaridades y rasgos estilísticos recuerdan por alusión a Garcilaso, San Juan de la Cruz, Unamuno, Machado, Rilke, Gabriela Mistral... Las dos siguientes se inflaman del suavísimo dolor personal producido por la muerte y la contemplación de la realidad, convertida en fantasía.
Se cierra el libro con “Romancillo para mi muerte”, cuyo contenido sella con ternura la historia solitaria y solidaria del yo poético, mirada desde la atalaya de los años (aunque fuera creado mucho antes que la mayoría de los restantes poemas), según prueban estos versos:

                                   ¡Ah, la vieja leyenda
                                   aprendida en mi infancia
                                   se tornó viva historia
                                   empapada de lágrimas!

La disposición estructural está en estrecha relación con el sentido binario: ensueño y llanto, y las múltiples vibraciones musicales apresadas en cada poema. Así, esta obra de Concha Zardoya, en cuanto entidad, conforma una red de rasgos oposicionales, como en discusión, pues la poetisa ha sabido casar tono y expresión, voz propia y ajena, dolor con ternura, soledad con solidaridad, amor con muerte, triunfo con derrota.
De acuerdo, por tanto, con la visión particular que de la vida tiene C. Zardoya, el instrumento que mejor podía expresar su radical intimidad es la elegía. Pero permítaseme esta pregunta: ¿De qué clase es el canto elegíaco de la autora? Teniendo en cuenta la música del verso y el modo de tratar tema tan peligroso como es la muerte, sus elegías se desenvuelven siguiendo más la línea de los poetas elegíacos griegos que la de los latinos, puesto que las secuencias rítmicas y las fuerzas temáticas van interrelacionándose a medida que la atmósfera tensional del misterio y realidad se dirige hacia su punto más álgido y alcanza elevación.
Por tanto, la autora de Dominio del llanto, partiendo de su propia intimidad, iluminada y comunicada a los demás, penetra en la intimidad de los otros a través de una música no estridente, ni fúnebre, sino sosegada, susurrante y aterciopelada; esto es, no por medio de notas musicales externas, sino internas, dado que es la idea la que se ha convertido en ritmo delicado, a pesar de que se nos hable de territorios sombríos, salvados con el amor y la dulzura de su canto.




Por José María de la Torre


(Fue publicado por vez primera en Cuadernos del Sur (Diario Córdoba), 10-V-1990, p. IV/28.)

martes, 16 de abril de 2013

CRÓNICAS DEL CAMINO DE SANTIAGO DEL IES SÉNECA DE CÓRDOBA


CRÓNICAS DEL CAMINO DE SANTIAGO DEL IES SÉNECA DE CÓRDOBA






Por José María de la Torre





EL IES SÉNECA PREPARA SU “CAMINO DE SANTIAGO”


Con mimo, entusiasmo y un cierto grado de incertidumbre (por lo que a un reto de esta naturaleza corresponde), el IES Séneca de Córdoba está preparando la realización del “Camino de Santiago”, cuyo inicio está previsto para la primera semana de abril próximo, desde tierras de Sarria, a donde se desplazarán unos 800 alumnos del centro acompañados de sus profesores, partiendo de Córdoba. El recorrido será de unos 120 kilómetros, hasta llegar a Santiago de Compostela, repartidos en seis etapas.

Con tal motivo, sin colisionar con el desarrollo normal académico del centro, los alumnos están desplegando una actividad febril en su minuciosa preparación, impropia de la marea poco edificante que está barriendo a nuestra sociedad, en la que valores como el esfuerzo, el espíritu de sacrificio y la solidaridad parecen estar trasnochados.

El proyecto queda encuadrado dentro de un marco más amplio que comenzó ya en el año 2000, donde tuvieron cabida actos como “La Carrera Séneca”, o la “Lectura ininterrumpida de El Quijote”, etc. Por ello, junto a los valores antes mencionados, con la realización del “Camino de Santiago” se pretende fomentar los del goce de libertad al aire libre, la intensificación de los ya adquiridos y el despliegue de sentimientos hacia la naturaleza, a la que, como pequeños zahoríes, debieran escudriñar palmo a palmo, así como el conocimiento del patrimonio artístico, histórico, cultural y lingüístico-literario gallegos.

Por último, la Dirección, el Claustro de Profesores y la Comunidad Educativa en general del IES Séneca son conscientes de que una tarea de esta índole es imposible llevarla a cabo sin la suma del esfuerzo de otros colectivos e instituciones. Por tal motivo se esperan ayudas de todo tipo: intendencia, logística, médica, personal, etc., para que el entusiasmo y los anhelos de estos jóvenes estudiantes no se vean truncados.




Córdoba, 29 de enero de 2006.








EL IES SÉNECA DE CÓRDOBA INICIA HOY EL CAMINO DE SANTIAGO



            En el salón de actos del IES Séneca de Córdoba tuvieron lugar ayer 31, viernes, a las 10,30 h, los actos de inauguración de la marcha del “Camino de Santiago”, que con tanto pormenor, esmero y entusiasmo se han venido programando, desde que hace algunos meses se ideara el proyecto. Hoy, pues, comienzan el reto y la aventura de unas 500 personas, entre alumnos, profesores y personal no docente, que partirán por la tarde en autobús a tierras de Galicia, a cuya capital, Santiago de Compostela, tienen prevista su llegada el día 8 de abril, después de recorrer a pie unos 120 kilómetros.
            El acto fue presentado por la jefa del departamento de Actividades Culturales doña Julia López, quien dio la bienvenida a los asistentes y trazó el eje vertebrador del acto. Luego, el director del centro, don José Luna Jurado, en presencia de autoridades, como delegados de distintos departamentos de la Junta de Andalucía e instituciones locales, personal de empresas cordobesas y público en general, que, junto con alumnos y profesores, abarrotaron el salón de actos del centro para despedir y arropar a los peregrinos, afirmó, como principal responsable de este acontecimiento, que planes de esta naturaleza le han embargado zozobra, incertidumbre, desasosiego, inquietud y temor durante un tiempo, pero no en menor medida le producían a la vez sentimientos de alegría, satisfacción y gozo por haber contado con un equipo que ha trabajado con denuedo desde que se gestó la idea. Por ello, hoy, con la ayuda material, logística, administrativa, etc., de las distintas administraciones, empresas e instituciones tanto cordobesas, como provinciales y nacionales, el desafío es un poco menos arriesgado. Ahora, lo único que todos deseamos es que nuestros alumnos aprendan del reto que se les pone por delante en ese largo caminar, pues son ellos portadores de valores e incluso, en cierto modo, portavoces de la capitalidad cordobesa 2016. En consecuencia, sigo pidiendo, todavía, -continuó diciendo- “un último esfuerzo y sacrificio para que estos días sean grabados con letras de oro en las memorias de estos alumnos cuya experiencia, sin lugar a dudas, nunca será borrada de sus mentes”.
            A continuación, intervinieron los distintos representantes de las diferentes Administraciones, como la delegada de Educación de la Junta de Andalucía, quien expresó que siempre que viene al instituto y contempla actos así cree en la enseñanza pública. Deseó “un buen Camino” a todos los peregrinos, incluyéndose ella también, ya que contempló la posibilidad de hacer la última etapa del Camino con el instituto. De manera semejante, el resto de las autoridades les expresó a los peregrinos “un buen Camino”.
            Tras este acto, los alumnos con sus profesores marcharon a la Mezquita, pasando por diversas avenidas y calles cordobesas, para cerrar esta jornada inaugural. El Patio de los Naranjos, cuyo azahar pone ya su nota particular de color y olor, fue testigo simbólico de la partida del instituto Séneca hacia Santiago.
            La marcha a Sarria será hoy, 1 de abril, por la tarde, adonde está previsto que lleguen mañana a las 8, desde donde comenzarán el “Camino de Santiago”, luego de pasar la noche en autobús y tomar fuerzas con un suculento desayuno. La primera etapa se culminará una vez se alcance Portomarín, a unos 24 kms del punto de partida.



Córdoba, 1 de abril de 2006.









 Archivo personal







AL FIN, EN PORTOMARÍN


            El Fontanar, con una multitud de miradas expectantes, nos despide bajo un sol que más se acerca al sol caliente de junio que al de abril. Alguna lágrima sale, pero con disimulo o por pudor se esconde en el pañuelo.
         A las 7 de la tarde en punto se da la orden de salida. Inusual en esta clase de eventos. En seguida enfilamos rumbo a Madrid. Después de dejar el verde mar de los trigales de la campiña cordobesa, divisamos el verde olivar jiennense, que cantara A. Machado en uno de sus memorables poemas. La tarde se va cerrando paulatinamente con una tibia, suave y amarillenta luz hasta dejar tierras del Santo Reino. Llegada ya la noche, nos adentramos en la extensísima Mancha.
            Cuando la noche nos arropó definitivamente, en un “sincerrar” y abrir de ojos, así como en un continuo trasiego, nos acogió Galicia con una fina y templada llovizna, pero extrañamente desapareció a lo largo de la jornada, dejándonos un día primaveral gallego. En Sarria vimos de nuevo la luz. Una luz mortecina pero alegre a la vez. Aquí repusimos fuerzas con gran entusiasmo y apetito, y en un orden no acostumbrado comenzamos nuestra primera etapa jacobea. Durante el recorrido que va de este punto hasta Portomarín los peregrinos “senequistas” disfrutaron de lo lindo, ya contemplando pacer las vacas, ya admirando el verde paisaje y tierras repletas de robles, jacintos, madreselvas trepadoras por los alegres y risueños cerezos en flor, mas ¡qué distintos de nuestros cerezos floridos andaluces!
            No ajena a este ambiente y paisaje gallegos está aquella nota musical de la lengua gallega oída a campesinos que estoicamente trabajan sus tierras y alegremente guían el ganado con sus silbos amorosos.
            La oleada matinal de los alumnos llegó con alborozo a la vez que con un cansancio que se reflejaban en sus rostros esperando a que la noche extendiera de nuevo su manto para arrullar y acunar a los peregrinos cordobeses y continuar su Camino de Santiago. ¡Ánimo, campeones!









Portomarín, 2 de abril de 2006.





DE PORTOMARÍN A PALAS DE REI


            Duchados y limpios como una patena, en una amplia plaza que sirvió de mesa, adornada con un mantel verde bordado con margaritas de corolas amarillas y blancas, y presidida por la fortaleza y robustez de la iglesia románica de Portomarín, otrora ubicada en la parte baja del pueblo, los alumnos, profesores y personal no docente se dispusieron a tomar el tan deseado refrigerio para poder culminar la dificultosa y dura etapa que se presentaba.
            Hacia las 9,30 h del día 3 emprendieron el camino a Palas de Rei. Antes de la partida, el gran animador de este peregrinaje, Antonio Bravo, arengó, cual si de un capitán se tratara, a los alumnos para insuflarles en sus ánimos fuerza y coraje, y poder así superar la etapa. Él bien sabía que el día iba a suponer la primera gran prueba de fuego, porque la carencia del confort doméstico y el calor del hogar, además de los 24 kms que se ponían ante sus pies, serían elementos que socavarían sus ya decaídos espíritus.
            El tramo presentó una orografía muy desigual. De los 24 kms de que constaba, 20 picaban hacia arriba. Tierra y asfalto se combinaron, sin saber a ciencia cierta cuál de los dos fue mejor. Durante el trayecto, el paisaje con sus hórreos, castros, árboles de toda especie, cultivos y prados, con lavaderos públicos y comunales, signo aún de la sociedad rural gallega, con algún que otro magnolio, que daba una nota de color blanco rojizo al incipiente trigal verde, y que da una idea perfecta de la Galicia de Rosalía de Castro, era un bálsamo para los ojos del peregrino “senequista”.
            Cuando llevaban casi la mitad del camino, en un prado tachonado de la flor amarilla del tojo (el toxo gallego) y del morado malva del brezo, se dispusieron a almorzar en un poblado llamado Ventas. En torno a las 5 de la tarde reemprendieron la marcha. Todavía faltaban unas horas para que los peregrinos pudieran divisar Palas de Rei, el burgo de construcciones románicas y de un sinfín de pazos, cuya sola presencia seguramente forzarían al peregrino a evocar la memorable obra de la escritora doña Emilia Pardo Bazán, por lo que sus novelas serán un atractivo más para leer ahora con conocimiento de causa.
            Ya sobre las 8 de la tarde, todos los peregrinos pudieron alcanzar el objetivo. Inmediatamente se hospedaron en un polideportivo bastante atrayente y confortable. Después de una merecida y relajante ducha y una abundante cena, los alumnos peregrinos se dispersaron por los amplios campos verdes. Seguramente, en esas horas de asueto y descanso comentarían las pequeñas incidencias y anécdotas de su caminar. Ellos se merecen nuestro aplauso y reconocimiento.
            ¡Mañana, la tercera etapa! ¡Ánimo! ¡Ya queda menos!


Palas de Rei, 3 de abril de 2006.




DE PALAS DE REI A MELIDE


Un cielo casi cubierto nos ha despertado en Palas de Rei. Por la noche hubo -según rumores fundados- una nochecita algo “movidita”. (Es algo natural en un grupo tan numeroso.)
Aparte de esta anécdota, que debe ser recogida en esta crónica para dar cumplida noticia de la realidad, mientras escribo estas líneas, caen del cielo unas tímidas gotas, quizá preludio o presagio de la lluvia que hoy pronostican los partes meteorológicos. Luego, hizo un día con nubes y claros, hasta que la lluvia hizo acto de presencia para refrescar un poco el camino. Esto sucedía ya cerca de Melide, en torno a las 5 de la tarde.
Antes de la salida para Melide, según viene siendo habitual en el peregrinaje del IES Séneca, el jefe de estudios aleccionó a los alumnos, pero esta vez para recriminar y afear la conducta que habían tenido algunos durante la noche. Les recordó que el espíritu del peregrino debe ser el del sacrificio y la solidaridad, “pues hechos aislados como los de anoche” -dijo- deslucen estas jornadas. También apeló, una vez más, a la camaradería y aconsejó a que salieran “los listillos y valientes” a pedir perdón.
Cuando la mañana iba ya avanzada, se dio la orden de salida, no sin antes haber recogido los víveres para almorzar en un alto del camino. La etapa se presentaba corta, aunque la amenaza de lluvia aconsejaba caminar con paso decidido. El sendero de Palas de Rei a Melide, enlosado en un principio, y asfaltado y terrizo después, discurría por un paisaje rodeado de cultivos y monte bajo, aunque de cuando en cuando aparecía algún alcornoque. Por acá y allá, el boj, los brezos, los pinos y fresnos, el laurel en flor, y otra dispar vegetación ornamentaban el verde campo. Su color y aroma eran un descanso para los ojos y un alivio o inyección para unas fuerzas que empezaban a desmayar y a mermar los inciertos pasos de algunos peregrinos, por las ampollas que hacía tiempo aparecieron.
En un lugar llamado Coto, rodeado de una delicada hierba, se almorzó. Ya quedaba muy poco para llegar a Melide. De nuevo, se continuó el peregrinaje. Por Furelos pudieron admirar los peregrinos un delicioso río de puras aguas cristalinas. Un precioso puente romano fue otra sorpresa en la jornada. En la parroquia del pueblo se realizó otro alto para contemplar su famosa imagen de Cristo. Allí, su titular dio una particular interpretación teológica de la figura.
Pasado Furelos, alcanzamos Melide, pueblo ganadero, y rico al decir de sus habitantes, en el que el románico de sus iglesias contrasta con el auge económico y moderno de la ciudad. Sus lugareños están muy orgullosos de poseer el cruceiro más antiguo de toda Galicia. A continuación, se dirigieron al punto de llegada: el grandioso y extensísimo Palacio de Congresos y Exposiciones, que nos da la bienvenida. Bastantes alumnos, al entrar en él, dijeron: “Esta noche dormimos en un hotel de cinco estrellas”.

Melide, 4 de abril de 2006.





DE MELIDE A ARZÚA


Noche de lluvia, que en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Melide resuena con potente fuerza, como si quisiera romper el techo. Noche tranquila, no obstante.
A las 7,30 h, casi de alba, se levantaron los alumnos. Se desayunan. Tienen buen apetito. Comen de manera copiosa para poder soportar esta antepenúltima etapa que discurrirá entre Melide y Arzúa. Esta vez caminarán los peregrinos del IES Séneca unos 13 kms. Parecerán pocos, pero a estas alturas…
Sobre las 10 h, el jefe de estudios reúne a los peregrinos (alumnos, profesores y personal no docente). Hoy no ha habido filípicas que valgan, como las de ayer, sino parabienes y felicitaciones, aunque no perdió la ocasión para recordar a los alumnos alguna conducta que deslució la jornada. Quiso cerrar heridas, diciendo que “todo el mundo ha de estar pendiente de todo el mundo”, y que en momentos como estos es cuando “hay que dar la talla”. También informó sobre el trazado del trayecto que había de ser andado por los peregrinos. En este instante (por lo que se ve hubieron de estar departiendo momentos antes) se irguieron seis alumnos, en representación de cada nivel educativo, para pedir perdón a los profesores y a sus compañeros, y entonar un mea culpa por la conducta ya referida. A acto tan noble se les respondió con una salva de atronadores aplausos. Además, resultó que, como hoy era el cumpleaños de los alumnos Luis Rabadán, y de Blanca y Dalila Guzmán (2º de bachillerato), y de Miguel Pino (3º ESO), y de Noel González (1º ESO), se les felicitó y agasajó con una riquísima tarta y regalos, además de cantarles el tan conocido Happy day for your. Gesto tan sencillo y tan familiar les emocionó, máxime estando fuera de casa. Tras este preámbulo empezó la marcha.
El trayecto de hoy corría paralelo a la CN 547, en muchos de sus tramos. Algunos de ellos estaban escoltados por una arboleda feraz, cuyo verdor y frescura se sentían en el rostro del peregrino. Cuando anduvieron un buen trecho, en un paraje cercano a Boente, hicieron un alto para tomar un piscolabis para aliviar los ya estómagos vacíos. Allí, en aquel paradisíaco paraje, cuando el parloteo humano aminoraba o cesaba, se hacía un silencio que sólo era roto por las corrientes de regatillos, riachuelos y el río Boente, así como por el piar de los gorriones, el graznido de las negras cornejas, y el canto de los ratoneros y los mirlos. Después, algunos de los peregrinos, a su paso por la pequeña, recoleta y preciosa iglesia de Santiago sellaron su “Compostela”. En su libro de firmas, pudimos leer sorprendidos: “Compañeros del Instituto Municipal de Deportes de Córdoba en apoyo de los alumnos del IES Séneca de Córdoba. ¡Ánimo! Y buen Camino.”.
Muy cerca ya de Arzúa, en Ribadiso, a orillas del río Iso (repárese en el topónimo), almorzaron los peregrinos. Caen unas gotas que los asustan. El atuendo rojo se torna ahora azul para guarecerse de la lluvia. Hasta llegar a Arzúa, ciudad agrícola e industriosa, cuyo afamado queso la hace más universal aún, los peregrinos, a lo lejos, parecen una marea azul cuyas olas se mueven al ritmo del movimiento de las capas azules impermeabilizadas. Allí los esperan los autobuses que han de retornarlos a Melide, donde de nuevo pernoctarán. Algunos comentan que ya sólo faltan unos 50 kms para llegar a Santiago. Y otros, pero nos sobran ánimos, porque nuestras ganas mueven nuestras piernas.



Melide, 5 de abril de 2006.










Archivo personal


DE ARZÚA A ARCA DO PINO


El día ha amanecido nublado, lo que no es extraño en Galicia. Después, ha brillado el sol. Los alumnos se han levantado a la misma hora de todos estos días. Desayunaron opíparamente. Recogieron el equipaje con prontitud, dejando su “dormitorio” limpio y ordenado. Y de tal modo el comportamiento resultó en estos tiempos que corren motivo de atención, o extraño, que el personal del catering que les ha estado sirviendo la comida hasta hoy se ha quedado asombrado “de lo educados que son estos chicos y del orden observado mientras les íbamos repartiendo tanto el desayuno, como la cena”, dijeron a quien estas líneas escribe, al ver que estábamos tomando unas notas en el cuaderno. Y siguieron comentando: “su conducta contrasta con la experiencia que tenemos de otros chicos que también vinieron a hacer el Camino de Santiago, a pesar de ser grupos menos numerosos que los de ustedes”.
Antes de partir para Arzúa, en autobús, y de que el jefe de estudios diera las consignas del día a los alumnos peregrinos, escucharon un fandango de uno de los conductores de los autobuses que los acompañan en el Camino. Todo el mundo aplaudió y agradeció dicha atención. Inmediatamente, se dispusieron a atender a don Antonio Bravo, quien dio unos cuantos consejos para la marcha e informó del perfil de la etapa.
En torno a las 10,30 h salió la cabeza del grupo para realizar el trayecto que va de Arzúa a Arca do Pino, que, en bastantes momentos, discurre afín a la CN 547. En los espacios en que el Camino se separa de esa vía y se deja el asfalto, manchas de robledales y repoblaciones de pino, eucaliptos y toda suerte de plantas y flores animan a abandonarse a la Naturaleza, y a aprender del estornino, de la golondrina, del “carrizo”, del canario, del azor, o de la paciente vaca, que no saben del tiempo y viven en libertad.
En algún momento, sobre todo en caminos estrechos y veredas, los peregrinos serpentean moviéndose como si formaran un río, hasta que, de pronto, en una parada, como la que llevaron a cabo en Fontelas, para nivelarse, tomaron la forma de una muralla humana.
Cuando anduvieron algunos kilómetros, en O Pino hicieron una nueva parada para reponer fuerzas. Nunca creerían que iban a ver los pocos habitantes de aquel lugar tantísima gente junta. No salían de sí al comprobarlo con sus propios ojos. Aquel acontecimiento era tan poco habitual y tan raro que el dueño del bar Lino rogó que, para que le creyeran sus vecinos que había ganado 600 € en tan sólo unas horas, se le remitiera una fotografía del grupo mientras descansaban en aquel bucólico paraje, donde la flor amarilla del grelo, así como su verde y fina hierba invitaban a detenerse más tiempo.
Desde O Pino hasta el sitio llamado Santa Irene recorrieron otros cuantos kilómetros. Aquí, otra parada. Almorzaron alrededor de las 5 de la tarde. Mientras este cronista y su acompañante esperábamos a que llegaran al lugar los peregrinos del IES Séneca, otro grupo de peregrinos de un Colegio de Madrid preguntó si quedaba mucho para llegar a Pedrouzo. Les respondimos que no, que estaba ya cerca, a unos 3 kms. Seguimos charlando algunos minutos más, y nos preguntaron de nuevo -también lo hizo el día de antes un profesor de otro grupo de Madrid- cómo se había podido organizar un peregrinaje con un grupo tan enorme. Habiéndoles contestado, nosotros les interpelamos también por las condiciones de su peregrinación. Y repusieron: “No como los suyos, a pesar de que nosotros hemos contribuido al viaje con 270 €”. Continuaron su marcha. Nos despedimos, no sin antes haberles deseado un “buen Camino”.
Sobre las 6 de la tarde volvieron a ponerse en marcha. A muy poco alcanzaron Pedrouzo (El Pino), donde, por hoy, acabó su peregrinar. Mas todavía les quedaba un largo trecho para llegar al Polideportivo de Bertamiráns. El desplazamiento fue en autobús. Tantos autobuses escoltados por un ordenadísimo, calculado y estudiado despliegue policial, constituyó un espectáculo insólito para estas gentes rurales gallegas e incluso para las de las grandes poblaciones por donde pasaban.
            Cuando los peregrinos tomaron posesión de su “nueva casa”, se oyó comentar a algunos que mañana sería la sexta etapa y que pronto se convertirían en otro lazo de unión entre las diversas culturas y religiones que han pasado por estas tierras gallegas, aunque también comentaron que los compañeros que se han quedado en Córdoba, gracias a la excelente labor, cuidado y desvelo de los profesores que optaron por permanecer en el instituto impartiendo sus clases, ya disfrutaban de las vacaciones de Semana Santa. Pero otros terciaban diciendo: Si unos no se hubieran quedado en Córdoba trabajando, y si nosotros no nos hubiéramos decidido a hacer el Camino de Santiago, no habría sido posible trazar el puente de unión entre Córdoba y Santiago.





Bertamiráns, 6 de abril de 2006.





DE ARCA DO PINO A MONTE DO GOZO


Cubierto todo el día. No ha habido consignas por parte del jefe de estudios, tan sólo ordenó a los alumnos peregrinos que se subieran a sus respectivos autobuses para conducirlos desde Bertamiráns hasta Pedrouzo (El Pino) y poder continuar haciendo el Camino desde ese lugar hasta Monte do Gozo (San Marcos).
No obstante lo dicho con anterioridad, Antonio Bravo, como de costumbre, reunió a los peregrinos y les animó a superar el tramo de hoy, pues si son capaces de vencerlo habrán realizado prácticamente el Camino de Santiago. A las 10, 45 h dio la orden de salida.
El trayecto de hoy ha carecido de interés paisajístico, aunque el peregrino pudo encontrarse, a lo largo de los primeros kilómetros de que consta, con zonas de eucaliptos y prados, que suavizaban un poco el esfuerzo que realizaron al subir dos fuertes cuestas. En Sampayo, en las inmediaciones del aeropuerto santiagués, hicieron los peregrinos una parada para descansar y tomar una ligera colación. En torno a las 13, 30 h volvieron a peregrinar hasta llegar a Monte do Gozo. El tramo, desde Sampayo hasta Monte do Gozo, transcurre por terrenos donde la mano del hombre se ha hecho presente. ¡Adiós al paisaje bucólico e idílico de las etapas anteriores!
El almuerzo se hace a las 4 de la tarde en una colina dominada por el monumento dedicado a Juan Pablo II con motivo de su peregrinación a Santiago de Compostela. Desde el punto más alto se puede divisar conjuntos de pinos y de eucaliptos plantados sobre un tapiz verde salpicado de menudas florecillas y el amarillo del tojo. En la lontananza puede contemplarse las agujas de la catedral y la ciudad de Santiago. Tras la comida, muchos peregrinos, llevados por la tradición, tiraron las piedras, como exvotos, a lo alto del monumento; otros, de menor acierto, las depositaban en un cestillo, cuidando de que no se cayeran.
Después, a unos pasos del lugar, arribaron a las muy espaciosas y majestuosas instalaciones del albergue. Acogidos, duchados y cenados, incluso con mesa y mantel, hoy dormirán en literas, aunque se han de valer del saco de dormir, pues no hay ni sábanas ni almohadas para todos. El hospitalero comenta que el peregrino ha de poseer espíritu de sacrificio hasta el fin del Camino. Mañana, a Santiago, a recoger la Compostela.
(No merece la pena recoger en esta crónica la presencia en Monte do Gozo de algún que otro alumno del IES a quien se le impidió acompañar a estos peregrinos en el Camino de Santiago, por su comportamiento y conducta incívicos. Sus padres, para compensarles su actitud, tuvieron el “digno y paternal” detalle de regalarles a sus dictadorzuelos esta dádiva. Su presencia fue molesta por muchas razones.)

Monte do Gozo, 7 de abril de 2006.



... Y SANTIAGO


            Henchidos de una indescriptible sonrisa, los peregrinos del IES Séneca se levantaron, como ha venido siendo habitual durante el peregrinaje, a las 7,30 h. Y las mismas nubes que les recibieron en Sarria son las mismas que les despiden en Monte do Gozo. Después de un desayuno nutritivo y jugoso y de realizar un breve ensayo de la actividad que iban a llevar a cabo en la Plaza del Obradoiro, salieron sobre las 9, 45 h con destino a Santiago. Esta vez el trayecto constó de unos 3 kms. Tanto deseo de llegar a su final acariciaban, que esa distancia fue enterrada en un santiamén. Al lugar llamado Porta itíneris Sancti Iacobi accedieron en torno a las 10, 30 h.
            En el camino, por las peculiaridades propias del sendero, los peregrinos formaban una fila interminable a cuyo paso las gentes y la ciudad entera se iban llenando de asombro y de extrañeza por la presencia de un grupo tan numeroso de peregrinos. Casi todos se hacían hablillas y preguntaban a su paso: “¿De dónde son ustedes?”. “¿Cuántos son?”. “¿Cómo han llegado?”. “¿Cuándo salieron?”. “¿Por  qué realizan el Camino de Santiago?”. Etc. Etc. En torno a las 11, 30 h estaban en la Plaza de la Inmaculada, en donde se prepararon para entrar media hora después en la Plaza del Obradoiro. Aquí tuvo lugar la apoteosis final, pues un espectáculo de movimiento y una exhibición de sonido y ritmo pusieron el broche de oro al peregrinaje que iniciaran hacía unos días. Parabienes, lágrimas, sonrisas, abrazos y aplausos fueron signos que hablaban por sí solos.
            Acto seguido, el director del centro, don José Luna, tomó la palabra para dirigirse con voz entrecortada y decirles que “no tenía palabras para describir y expresar todo el sentimiento que le abrumaba en aquellos momentos”. Y continuó diciendo que “sin el trabajo de todos los miembros que arrimaron el hombro para realizar aquel proyecto ilusionante este momento cenital que estamos viviendo ahora habría supuesto una frustración”. Por ello, terminó su intervención agradeciendo a todos el esfuerzo prestado.
            A continuación, hizo también uso de la palabra la delegada de Educación de la Junta de Andalucía de Córdoba, como representante máxima de la Educación en aquel acto. En su breve parlamento expresó que se había desplazado hasta Santiago para apoyar y dar aliento a todos los peregrinos del IES Séneca. También se refirió al esfuerzo que hubieron de consumar los peregrinos hasta ver coronados sus deseos. Dijo, igualmente, que “sin la disposición de los profesores que os han acompañado y del personal no docente este final habría resultado imposible”. Por ello, acabó manifestando que cree en la Escuela Pública y animó a los peregrinos con unos hurras que se hicieron dueños del Obradoiro.
            Después de posar la marea roja de peregrinos para algunos medios de comunicación, que arrancó los aplausos de turistas, padres y curiosos allí presentes, se dirigieron a oír la Misa del Peregrino, que fue concelebrada por varios sacerdotes de distintas nacionalidades y presidida por el Deán de la Catedral de Santiago. Don José María, en su homilía, dedicada principalmente a explicar el sentido de las Lecturas del día (una de las cuales fue leída por el alumno Curros, de 2º de bachillerato), no perdió la ocasión para dirigirse bastantes veces a los jóvenes peregrinos de Córdoba y animarles, y comentar y desarrollar con datos concretos las relaciones culturales e históricas entre Córdoba y Santiago de Compostela. Señaló que, si muchos estaban allí, era porque querían dar testimonio de su fe, y les alentó a que no perdieran la esperanza que seguramente habían recuperado ese día. Terminó su plática recordando aquel pensamiento del obispo de Hipona, que, traducido, dice: “Jóvenes, buscad a Cristo, si queréis permanecer jóvenes”.
            Una vez oficiada la misa, solemne en algunos momentos, un grupo de botaboleiros meció y columpió el botafumeiro ante la mirada atónita e incrédula de los peregrinos. El incienso subía a lo más alto del cielo como una acción de gracias y símbolo del perfume que ha de exhalar todo peregrino después de hacer el Camino de Santiago.
            La jornada en Santiago concluyó con el recibimiento de una representación de los peregrinos, encabezada por la delegada de Educación de la CEJA de Córdoba, por parte de la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Santiago. La concejala de Cultura, en nombre del alcalde, quien no pudo recibir personalmente a dicha delegación por motivos de agenda, les dio la bienvenida y departió muy amablemente con ellos. Durante el tiempo que duró esta visita, la regidora gallega tuvo la deferencia de mostrarles y explicarles algunas de las dependencias del magnífico Pazo de Raxoi, actual sede del Concello de Santiago de Compostela, como el Salón Noble, regio y majestuoso, el Salón de Plenos, con modernas instalaciones, así como la balconada y la terraza, desde donde puede contemplarse un maravilloso entorno arquitectónico o un horizonte paisajístico adueñado por la Alameda o por el jardín dieciochesco de la Herradura.
            Tras la visita, la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Santiago despidió a la representación cordobesa de peregrinos. Ellos agradecieron sumamente la atención dispensada y la invitaron a ir a Córdoba, donde sería agasajada como merece la institución que representa.
            Sobre las 1,30 h, y antes de partir para Córdoba, se les dio a los alumnos peregrinos tiempo libre para conocer un poco Santiago y poder almorzar o comprar algún regalillo para los seres queridos. Mientras tanto, los profesores y personal no docente aprovecharon para hacer una comida de confraternización. A los postres, uno (no quiso desvelar su nombre) de los componentes del grupo médico que acompañó a los peregrinos leyó unos versos compuestos por él, que, por su valor conceptual, profundo sentido y síntesis de lo vivido desde el inicio del proyecto de la realización del Camino de Santiago, merecen ser recogidos en esta crónica. Dicen así:

                                   Sólo cuando empiezas a soñar
                                   se cumplen los sueños.
                                   Sin sueños,
                                   el alma se llena de sombras,
                                   negras, grises, muertas,
                                   como hojas que caen en el invierno.

Salobreña, 10 de abril de 2006.

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