martes, 16 de abril de 2013

PRECISIONES CRÍTICO-FILOLÓGICAS EN TORNO AL POEMA “SEMANA SANTA EN PUENTE GENIL. HOMENAJE A JUAN REJANO”

Por José María de la Torre
(Catedrático jubilado de IES)




INTRODUCCIÓN

            Ayer tarde, como en otras muchas ocasiones, me adentro en la jungla que constituye internet. La verde y muy espesa vegetación impide ver o diferenciar a veces aquellos estudios o trabajos enjundiosos de los que carecen de autoridad, las joyas de la quincalla, el trigo de la paja. Y como el papel, en nuestro caso concreto la página electrónica, lo soporta todo, se propalan errores entre los lectores comunes o poco avizorados, que son luego muy difíciles de desmontar. Es el caso del artículo “Leves violetas y lirios morados…”, de Jesús Asensi Díaz, título tomado de un verso que figura en dicho poema, y publicado en http://elincienso.es/jesus­­­_asensi_diaz.htm, del que ignoro la fecha del inicio de su divulgación. Cuando se ha acabado de leer el extenso artículo, uno se pregunta: ¿Por qué cualquier lector, por muy culto que sea, se mete a crítico literario o a filólogo y pontifica sobre cuestiones literarias si no se tiene la preparación suficiente como lanzar al aire tesis o propuestas de lecturas apuntaladas sino en arenas movedizas o basadas en terreno resbaladizo? (Conste que replico porque el profesor Asensi Díaz, entendido en otras áreas del saber, me atribuye –como también a Mariano Roldán, a José Peláez y a los editores de Obra poética completa (1982)- un “error absurdo” que, a su juicio, se ha transmitido en el poema sin que los críticos y estudiosos de la obra de R. Molina nos hayamos percatado de él. Jesús Asensi Díaz escribe: “En edición de José María de la Torre, especialista en la obra de Ricardo Molina, y  con un estudio preliminar de Diego Martínez Torrón es por ahora, la más completa obra poética, en dos tomos. En el segundo, que recoge su poesía póstuma y en el apartado Homenaje (1982) es donde aparece, en las páginas 212-214, el poema de referencia con el nombre de “Semana Santa  en Puente Genil. Homenaje a Juan Rejano” y con el mismo error que viene arrastrando, de la sustitución de bastantes versos por otros que ya incluía su primer antólogo Mariano Roldán, en 1976 y que trascribimos, sólo los primeros, para que se vea la persistencia de un error absurdo” -p. 5-). Según veremos, el supuesto error no se ha arrastrado desde 1976, o sea, desde la antología que Mariano Roldán realizó sobre la poesía del poeta de Puente Genil, porque no hay tal error. La inexactitud la comete quien precisamente denuncia el error. Si Jesús Asensi Díaz se hubiera documentado bien, no habría puesto en evidencia su atrevimiento filológico, puesto que el problema textual que plantea creí haberlo resuelto en mi tesis doctoral Hacia una revisión crítica y hermenéutica de la vida y obra poética de Ricardo Molina (Servicio de Publicaciones de la Universidad de Granada, 1989) y posteriormente recogida en parte en mi libro La obra poética de Ricardo Molina (Córdoba, Diputación de Córdoba, 1997). Mas, según advirtiera ya André Gide, como nadie escucha, en nuestra ocasión lee, es necesario comenzar de nuevo. Él lo dijo así: Toutes choses sont dites déjà ; mais comme personne n´écoute, il faut toujours recommencer… (de Le Traité du Narcisse - Théorie du symbole).



GESTACIÓN Y PROCESO CREADOR DEL POEMA

            Hasta cristalizar un poema en un texto definitivo el poeta suele someterlo casi siempre a una serie tal de cambios y variantes, que, en ocasiones, entre la primera redacción y la última, son tantas las divergencias que sufren, que hemos de hablar más bien de un nuevo texto. A esta continua reelaboración sometió Ricardo Molina el poema en cuestión. Este proceso creador es el que no ha entendido, a mi parecer, el profesor Asensi Díaz, para afirmar tan rotundamente que el poema que dejó R. Molina como definitivo en el ms. llamado por mí W, o sea, el manuscrito que conforma el libro Homenaje,  lo considere Asensi Díaz “equivocado y alterado” (p. 2), porque él presumiblemente parte de una premisa falsa: solo existe una redacción del poema objeto de estudio. Luego, la versión publicada desde 1976 del mismo está adulterada. Ese supuesto silogismo no es lógico, porque, si Asensi Díaz hubiera cotejado esa versión del poema con la que dice haber leído ya en 1963 en la revista Cántico en Granada, cuando estudiaba Comunes, habría comprobado que entre ambas existen disparidades trascendentes. O sea que no nos hallamos ante un mismo ejemplar. Desarrollemos la cuestión para elucidar la incógnita.
            “Semana Santa en Puente Genil. Homenaje a Juan Rejano” es un poema probablemente escrito en 1955, según todos los indicios. La composición poética pasó por tres fases conocidas de redacción: 1955[1], 1957[2] y finales años de Molina[3], correspondientes a las tres versiones que nos han llegado del poema, que yo conocía[4].
            Entre las tres versiones hay discordancias sustanciales en algunos momentos del poema. Estas se hallan en el título y en los versos siguientes. (Señalaré las más llamativas.)
           
            Título: Cántico (en adelante: C): Carta a Juan Rejano
                        Ms. Q55: A Juan Rejano.
                        Ms. Suelto: A Juan Rejano
                        Ms. W55: Semana Santa en Puente Genil. Homenaje a Juan Rejano

v. 12:   C: ceiba
            Ms. Q55, Ms. suelto y Ms. W55: ceibo

v. 33:   C: grave
            Ms. Q55: (claro) grave
            Ms. suelto: claro
                         Ms. W55: (claro, viejo) grave
           
v. 37: C: se miran
                      Ms. Q55, Ms. suelto y W55: se mira
           
            v. 47: C: por el Convento apuntará con luna
                      Ms. Q55, Ms. suelto y W55: despuntará por Veracruz con luna
           
vv. 51-58: C:   Jueves Santo en la tarde clara y bella
                                   pondrá un dolor sereno, una alegría
                                   perezosa aromada de azahares
                                   cuando, lento, el Señor de la Columna
                                   suba a la Vera Cruz entre bengalas
                                   y el Imperio Romano salga al paso
                                   y solemnes, hieráticos, avancen
                                   Samaritana, Fariseo, Adúltera...
                    Ms. Q55,Ms. suelto y W55: Ø

           
vv. 68-82 (aunque la numeración ya es distinta en las redacciones posteriores): C,                              Ms. suelto, Ms Q55:
                                   y cantara la gloria soberana
                                   de Aquél que es la Verdad, la Luz, la Vida.

                                   (En el Café de antaño que llamaban
                                   “Recreo de la Marina”, cuando llegue
                                   blanco y celeste el Domingo de Ramos,
                                   he de pensar en ti. De los tarajes[5]
                                   que cantaste saldrán oscuros cantos
                                   de ruiseñores. Un temblor de palmas
                                   recorrerá la luz. Genil sonoro
                                   pasará reflejando la alegría
                                   de la naciente primavera. Al soplo[6]
                                   del río, a la mañana tierna y pura,
                                   desde los dulces álamos que vieron
                                   transcurrir nuestra infancia, oh Juan Rejano,
                                   he de decir tu nombre...),

                        W55:
                                  
                                   contra la rosa sin nombrarla y piensas
                                   que tanta flor no cura nuestra pena.
                                   Solo caminas pero tú no quieres
                                   ir solo, sino hombre entre los hombres,
                                   y descubrir a todos, velo a velo,
                                   el corazón ardiendo de hermosura.
                                   Verdad no más es musa para el hombre
                                   que libertad cual tú canta en la noche.
                                   Mas verdad de poeta a la hermosura
                                   divina de la rosa se confunde.
                                   Y así por más que dura crin agite
                                   Pegaso cuando pálido lo azotas
                                   con látigo de ardiente endecasílabo,
                                   rosas y estrellas son tus claros dones.
                                   Y cuando, airado, al cielo alzas el brazo
                                   es que dulces te mueven la protesta
                                   la tierna adolescente, el leve lirio,
                                   la alondra que creíste ya olvidada.
           
            ¿De dónde proceden estos versos? Los versos fueron extraídos de los manuscritos P15 y Q49, que abarcan el poema titulado “A Dámaso Alonso”, como primeras redacciones del poema definitivo “Carta a Dámaso Alonso”, incluido en A la luz de cada día. El texto primitivo, según bastantes documentos, podemos fecharlo hacia 1956. ¿Por qué reestructura R. Molina el poema? Expondré las razones inmediatamente.



ESTRUCTURACIÓN EXTERNA Y DEL CONTENIDO DEL POEMA

            El poema, tal y como lo dejó R. Molina resueltamente estructurado, difiere tanto en su estructura interna como externa de las etapas precedentes. El definitivo presenta una serie de versos continuados, salvo el verso 9, que es quebrado, y conforma el inicio de un excursus parentético; el 23, que configura la apertura de otra digresión; y el 36, arranque de una saeta, armonizando un todo articulado. No es posible fragmentar el poema en siete partes como pretende Asensi Díaz, pues, en sentido estricto y técnico, resulta imposible hablar de estrofas o (mejor) de paraestrofas, puesto que entre ellas no hay blancas separadoras que constituyan una unidad rítmica, debido a que carecen de un axis rítmico estrófico central.
            Desde un punto de vista interno, precisamente si R. Molina no hubiera arreglado la última serie de versos, el poema habría presentado un cierre o final inconcluso. Con los nuevos versos incorporados se mantiene un clima poético cerrado, además de una voluntad de querer aprisionar Tiempo y Belleza en el poema. Es decir, R. Molina se vale de una realidad local y de tejas abajo para hablarnos del eterno retorno simbolizado con la llegada anual de la Semana Santa o Fiesta de la Primavera. Por ello, el poema está organizado tanto externa como internamente de este modo: vv. 1-13: la distancia no es obstáculo para unir a Juan Rejano y Puente Genil; vv. 14-28: la carta encarna afinidad de paisanaje y cosmovisión poética similar entre los dos poetas (en esta etapa de R. Molina); y vv. 29-59: canto al eterno retorno, figurado por la huida del invierno y la llegada de la primavera. Existe aquí, en la consideración del término y metáfora de “la rosa” (v. 60) una ligera influencia de JRJ sobre el poeta de Elegías de Sandua y en cierto modo de Dámaso Alonso. De ahí que, al no saber leer o interpretar el trasfondo de la nueva remodelación realizada por Molina, Asensi Díaz escriba que los nuevos versos incorporados al poema “no tienen nada que ver con la magnífica descripción de la Semana Santa Pontana que venía haciendo” [Molina].
            Por todo ello, la mano experta de R. Molina supo mejorar el poema, aunque tampoco podamos afirmar que constituya este texto un dechado de belleza poética moliniana. Como bien sabe el lector, en su creación lírica hallamos mejores poemas que este que nos ha ocupado ahora.



FINAL

            Ignoro si ha valido la pena perder unas horas en componer este artículo para deshacer un error cometido, tal vez sin intención alguna, por Jesús Asensi Díaz, además de alertar de algunas imprecisiones que tachonan su trabajo. V. gr.: 1) No ha habido equivocación ni alteración ni cambio, al menos, en este poema de R. Molina ni en las antologías ni en las obras completas que menciona, con respecto a la última voluntad de R. M. 2) Un comentario crítico-literario, o de la clase que sea, no tiene por qué matar el encanto ni la emoción poética del poema, como viene a afirmar el profesor Asensi Díaz (p. 3). Al revés, una explicación profunda y certera de cualquier poema puede ayudar a valorar más el texto antes leído sin ninguna guía. Con un maestro el lector común puede descubrir matices antes desapercibidos para unos oídos poco atentos y unos ojos poco observadores. 4) Pienso que sus preguntas (p. 5) “¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué este error del antólogo? ¿De dónde sacó este texto manipulado? ¿De dónde proceden esos versos fraudulentos?” han quedado respondidas. Estimo, además, que habrá logrado descifrar el misterio de los nuevos versos añadidos por R. M. al poema y que el grave error que ha ido pasando de una a otra antología e incluso a las obras completas haya sido despejado.



Córdoba, 11 de abril de 2013.



[1] Fue publicado, por vez primera, bajo el título “Carta a Juan Rejano”, en Cántico, nº 6, 2ª época, febrero-marzo 1955, s. p., ed. facs., pp. 287-288. Con igual título fue recogido después en Antología de Poesía Flamenca, de Anselmo González Climent, Madrid, Escelicer, 1961.

[2] En 1957 acude R. Molina al Premio Bienal “Ciudad de Sevilla” con su libro A la luz de cada día. El volumen, mecanografiado en su mayor parte, ofrece una articulación y contenido diferentes de los del poemario de igual título, publicado en 1967. No obtiene el premio, porque lo ganó Rafael Montesinos, según informa La Estafeta Literaria  (Madrid, nº 109, 21 diciembre 1957, p. 7). De la convocatoria del premio nos informa la revista Ínsula (nº 124, 15 marzo 1957, p. 8): “El plazo de admisión es del 1 al 30 de septiembre de 1957, y el fallo se otorgará el 23 de noviembre del mismo año”, como ya dejé documentado en mi tesis Hacia una revisión crítica y hermenéutica… y, posteriormente, en mi obra Ricardo Molina, biografía de un poeta (Córdoba, Obra Social y Cultural Cajasur, 1995, pp. 74-ss y nota 137 de la p. 118). A este poemario le atribuí la letra Q, cuando estudié los manuscritos de R. Molina. La versión incluida en tal cuaderno presenta variantes de consideración, en relación con la versión publicada en la revista Cántico. Con ese mismo poemario, aunque remolado, con respecto al definitivo, se presentó R. Molina al Premio “Leopoldo Panero” de 1965, donde tampoco alcanzó el laurel, ni con la edición llevada a cabo por Ángel Caffarena en 1967 el Nacional de Poesía, según ha de conocer el lector por mis trabajos antes mencionados. El poemario presentado al “Leopoldo Panero” lo conforman los manuscritos S y T, conforme a mi catalogación. Pero esto es otra historia, que ahora no viene al caso.

[3] El ms. W incluye la versión final y última, sancionada por R. Molina, del libro Homenaje, así como el ms. AG comprende el “Índice de poesías inéditas, revisadas y listas para su publicación”, como reza en la portada. Fue construido por R. Molina meses antes de su muerte. Pues bien, en él, al referirse R. Molina a dicho poema, escribe en el lugar 61: “A J. Rejano”, como forma rápida de nombrar dicho texto.

[4] Con la nueva versión manuscrita que aporta Asensi Díaz el poema conoce una nueva fase de redacción, intermedia entre la composición publicada en la revista Cántico (1955) y la de 1957 (ms. Q), pues casi coinciden ambas, excepto en algunos casos de puntuación y en alguna diferencia léxica, corregida posteriormente por R. Molina. Es decir, la versión contenida en el ms. Q y la alegada por Asensi Díaz, pueden considerarse como el segundo estadio de redacción, según el estudio de variantes.

[5] En el Ms. suelto y en Q55 el verso se quiebra en: De los tarajes

[6] En el Ms. suelto y en Q55 el verso se parte por: Al soplo

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